Uno de los pequeños placeres del viaje es la visita previa al quiosco de prensa momentos antes del embarque. Entre maletas, excusas, periódicos extranjeros y revistas de todo tipo (muchas, muchas revistas) uno se encuentra ante la morbosa elección del que será el competidor de sus libros de cabecera. En mi último viaje a Granada para asistir a un curso de Español para negocios en el Centro de Lenguas Modernas de la Universidad de Granada, la ganadora fue la revista TIME, que captó mi atención gracias a un titular tan intrigante como sensacionalista: “¿Why Germany can’t save Europe, much less the world?». Algo así como “Por qué Alemania no puede salvar Europa y mucho menos el mundo».
El artículo en sí no tenía nada de especial y volvía a dar vueltas sobre argumentos sobradamente repetidos estas últimas semanas: eurobonos, unificación de las políticas fiscales de la unión, luchas internas por la cancillería alemana… Pero lo que más me sorprendió es el hecho asumido de que Grecia suspenderá pagos, no por el hecho de que lo vaya a hacer o no, si no porque ya se establecen dos escenarios cuando esto suceda, el optimista y el pesimista. Empecemos por el pesimista para acabar algo más esperanzados.
EL PEOR ESCENARIO POSIBLE
Grecia suspende pagos. El gobierno no puede pagar sus facturas y el descontento social explota (si es que no ha explotado ya bastante). A Grecia no le queda más remedio que abandonar el euro. Los bancos que financiaron a Grecia sufren una quita de entre el 50 y el 70%, es decir, el gobierno griego dice: “ya sé que te debo 100 pero solo te voy a devolver 30 o en el mejor de los casos 50”. Esto quiere decir que los bancos más expuestos en Grecia (franceses, en mayor medida) tienen menos dinero para prestar y dejan de hacerlo o lo hacen a precios muy elevados. Si el banco no te presta el dinero, las empresas no invierten y los consumidores no compran, las empresas venden menos y el desempleo aumenta. Si el banco te presta el dinero más caro, países como Italia o España tienen que pagar más por su financiación, aumentan su déficit y acto seguido, los recortes. Si esto se hace insostenible optan también por abandonar el euro. La eurozona se hunde y deja de crecer, arrastrando primero a los EEUU que a su vez arrastran al resto del mundo a una recesión, más severa si cabe, a la de 2008.
EL MEJOR ESCENARIO POSIBLE
Grecia suspende pagos. El gobierno griego saca al país del euro y devalúa inmediatamente su moneda, recuperando así competitividad y crecimiento. Los bancos sufren igualmente una quita de su deuda pero la Unión Europea, liderada por Alemania, acude en su ayuda recapitalizándolos (sí, otra vez). Vuelve la estabilidad al sistema financiero y los bancos a prestar (a ver si ahora sí). Las empresas vuelven a invertir y los consumidores a gastar, las empresas venden más y el desempleo se reduce. Los fondos que se iban a usar en el rescate de Grecia se usan para ayudar a otros países en riesgo como Italia o España y reducir así el coste de su deuda. La Unión Europea aprende la lección, avanza hacia una mayor integración, por ejemplo, una política fiscal común (impuesto de sociedades en España: 30%. Alemania: 25%. Irlanda: 12.5%) y así poder empezar a hablar de eurobonos. Los mercados se estabilizan, vuelve el crecimiento y el mundo evita entrar en una segunda recesión.
¿Con cuál os quedáis? ¿Suspenderá Grecia pagos definitivamente? ¿Volveremos a una segunda recesión? Y, como diría Woody Allen: “¿De dónde venimos?. ¿A dónde vamos?. ¿Hay vida después de la muerte?. Y lo más importante: ¿habrá mujeres allí?”
Por favor, qué agobiantes sois los economistas. Siempre alegrándole a una el día.
¡¡Que vuelva el duro a cuatro pesetas!!
Un abrazu cántabru.
Hola Lola
Lo del duro a cuatro pesetas no lo sé, pero lo de que tarde o temprano arreglaremos este desaguisado seguro que sí 🙂
Un abrazo grande también para ti.