Volviendo a casa: Hong Kong-Zaragoza. Parte II China (Shaanxi, Henan, Gansu, Xinjiang)

Tenía muchas ganas de llegar a Xian. Esta ciudad llevaba muchísimo tiempo en mi lista de deseos. A partir de aquí giro al oeste y vuelta a casa. Además también llevo bastante tiempo enamorado de la dinastía Tang y Xian fue una de sus dos capitales, junto a Luoyang, un poquito más al este. El viaje en tren desde Chengdu a Xian transcurrió sin incidentes. La ciudad me encantó desde el primer momento. Reservé una habitación al lado del barrio musulmán y en cuanto dejé mis cosas me fui a cenar. El barrio musulmán es uno de mis lugares favoritos de Xian, fundamentalmente por su vitalidad y su oferta gastronómica. Coincidí con el mes de ramadán y los neones que lo recordaban contribuían a darle a la noche un toque todavía más mágico y espiritual.

Durante el día la fiesta era otra. Cientos de personas callejeando y probando todo tipo de delicias. Mi favorita era estos fideos llamados “biang biang mian”. Esa es más o menos la transcripción fonética, porque los caracteres para escribirlos son probablemente los más difíciles de toda la escritura china.

Si la gente en China es simpatiquísima, en Xian son especialmente simpáticos. Uno no para de responder a los saludos de la gente por la calle. El mejor momento es cuando me piden una foto juntos. Al principio les da un poco de vergüenza pero cuando reúnen el valor de pedirlo o se lo ofrezco yo, lo pasamos muy bien. Os pongo dos de mis favoritas: unas niñas monísimas que no paraban de reírse y un borrachín con su lata de cerveza que encontré en las murallas de la ciudad y con el que me reí mucho también.

Y es que, en mi opinión, la gente, la gastronomía y la Historia son lo mejor de China. Con esta última no os voy a aburrir mucho. Simplemente deciros que me lo paso en grande cada vez que encuentro algo relacionado con la dinastía Tang (618-907 AD), que en esta zona y en lo que me quedaba de recorrer en China, es mucho. Los museos de Xian (antigua Chang An) y de Luoyang están llenos de maravillas de la que, para la mayoría de los chinos, fue su época de mayor esplendor. Como curiosidad simplemente deciros que en chino, los numerosos Chinatown esparcidos por el mundo entero se denominan Tángrénjie, literalmente “calle de la gente Tang”. Aquí os dejo un vídeo muy cortito con unas pinceladas de mi dinastía favorita 🙂

También visité los famosos guerreros de Terracota, pero como estaban llenos de turistas y además pertenecen a la dinastía Qin (221-206 BC), tampoco voy a incidir. Me parece mucho más interesante presentaros a Le, una persona maravillosa que conocí en Chengdu y que por motivos de trabajo tuvo que venir a Xian. Así que pudimos vernos otra vez y, por ejemplo, recorrer en bicicleta las maravillosas murallas de la ciudad.

Me desvié un poco al este para viajar a Luoyang (G en el mapa de arriba), segunda capital de la dinastía Tang. Sabía que iban a maravillarme y me maravillaron: las cuevas de Longmen. A diferencia de las de Mogao, de las que os hablaré más adelante, estas estatuas están esculpidas directamente en la roca. Fue muy emocionante subir esas escaleras y encontrarme poco a poco con esa imagen de Buda que, según cuentan, Wu Zetian, la única emperatriz en la historia de China, hizo esculpir a su imagen y semejanza y que yo llevaba tanto tiempo queriendo visitar.

Os dejo también esta foto desde el otro lado del río para que os hagáis una idea de las dimensiones reales y de por qué es aconsejable madrugar mucho y visitarlas a primerísima hora.

Vuelta a Xian y comienzo de lo que se conoce como Ruta de la Seda. A partir de entonces “Viaje al Oeste” El corredor de Hexi, en la provincia de Gansu (la boca y la garganta de la China antigua), Xinjiang, Asia Central… Cuatro paradas marcaron mi itinerario. Zhangye (A en el mapa de arriba), donde cuenta la leyenda que Marco Polo se detuvo un año por la amabilidad de la gente y la belleza de sus mujeres. A mí me maravilló la grandeza de su Buda, sus montañas de colores y los templos excavados en montañas.

Jiayuguan (B en el mapa de arriba). Límites político-territoriales de la antigua dinastía Tang y de tantas otras. A partir de aquí acababa China y también su gran muralla. Con un poco de imaginación puedes escuchar la desesperación de los condenados al exilio que dejaban el imperio del centro en este lugar. Lástima que en la foto no se distingan las preciosas montañas nevadas del fondo. En esta época del año hay mucho polvo suspendido por las tormentas de arena y no se aprecian bien.

Dunhuang (D en el mapa de arriba). Maravillosas, espléndidas las cuevas de Mogao. Eso sí, fotos prohibidas dentro de las cuevas y guía particular obligatorio. Os animo a que busquéis fotos en internet. Salí encantado y aprendí muchísimo del budismo chino y de mi querida dinastía. Eso sí, tuve la suerte de estar en el último grupo del día y pude sacar unas fotitos del exterior de las cuevas sin gente mientras charlaba con mi encantadora guía que se mostraba entusiasmada ante mi aluvión de preguntas 🙂

Aproveché también para darme unos paseos por las enormes dunas cercanas y sentirme un poco explorador. Fue otro de los momentos del viaje. Sólo entre las dunas, sol, calor y arena, mucha arena. Estuvo saliendo arena de mis zapatillas durante cinco días. Me lo pasé en grande subiendo y bajando dunas, como un niño en una playa seca infinita.

Turpan (C en el mapa de arriba). Parada en esta ciudad-oasis para admirar sus famosos viñedos y árboles frutales. Es el lugar más cálido de China porque está a 154 metros bajo el nivel del mar, segunda depresión más profunda del planeta después del mar Muerto.

Y de Turpan a Urumqi. Allí me llevé la sorpresa del viaje, y es que mi querida Le vino a hacerme otra visita. Y como le hacía ilusión visitar Kashgar (o Kashi) pues cambié mis planes y, en vez de cruzar a Almaty en Kazajistán decidí tomar un tren con ella de 20 horitas y nos fuimos a esta mítica ciudad de la ruta de la seda, con su barrio antiguo y su mercado de animales de los domingos, donde nos tomamos unos fideos con cordero muy ricos y unas deliciosas rodajas de sandía.

Y ya en Kasghar me tocó despedirme de China. Conseguí reunir a un grupo de cinco personas estupendas poniendo carteles en los albergues y organicé lo que a mí me gustaba llamar “la expedición” para cruzar a Kirguistán a través del paso del Torugat. Pero la salida de China y la entrada en ese precioso país será ya cosa del siguiente post. Hasta pronto 😉

 

12 Comentarios Agrega el tuyo

  1. emilia ibañez bes dice:

    Cómo me gustan tus aventuras besikos y buen viaje

  2. Asun adiego dice:

    Que desconocido para mí es todo eso y que interesante, muy bonito

  3. Chema AdeM dice:

    A tu lado los del National Geografic y Discovery Channel son turistas rurales… Cuidado, no vuelvas con los ojos achinados… Abrazos George…!!!

    1. jorgeadiego dice:

      Qué ganas de verte, contarte y que me cuentes. Abrazos ChemiThai 😉

  4. eduardo ortiz serena dice:

    Te sigo leyendo con la misma pasión de siempre, aunque en este viaje estás un poco perezosillo. Un fuerte abrazo Jorge.

    1. jorgeadiego dice:

      Gracias Eduardo. Sí, este viaje es un poco más personal, sólo escribo en el blog para que la gente sepa que estoy bien y dónde 😉 Un abrazo

  5. Susana (veci) dice:

    Disfrutando tus aventuras . Un abrazo veci 😘👏👏👏

    1. jorgeadiego dice:

      Nos vemos muy pronto en Jaca. Abrazos veci 😉

  6. Conchita dice:

    Que interesante todo, como siempre seguimos viajando contigo. Buen viaje Jorge. 😘

    1. jorgeadiego dice:

      Gracias Conchita, y suerte tú también en tus viajes 😉

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