El cruce de la frontera entre China y Kirguistán a través del paso de Torugat fue muy emocionante. Después de reunir a un grupo de cinco personas estupendas y contratar los servicios de una agencia que nos pusiera toda la burocracia en orden, nos pusimos en marcha el 13 de junio a primera hora. Una vez superados los numerosísimos controles fronterizos chinos que hay entre Kashgar y la frontera, conseguimos cruzar a Kirguistán. Llegamos justo a la hora de la comida, así que nada más cruzar al nuevo país, mis queridos chinos, que tan bien me habían tratado durante los últimos 58 días, cerraron la verja y se fueron a comer. Sí, tan sólo una verja me separaba de China. Me vino a la mente mi entrada en el país a través de Shenzhen, con toda esa tecnología y fotos digitalizadas. Me pareció muy poético dejar el país entre saludos sonrientes y el cierre de un candado a 3.752 metros de altura. Adios China, volveré pronto…
La melancolía dio pronto paso a la habitual alegría de llegar a un nuevo lugar. Kirguistán era el país que más ganas tenía de conocer de toda Asia Central y superó mis expectativas. De hecho iba a quedarme unas dos semanas y al final fueron 33 días. El trayecto desde Kashgar finalizó en Naryn, una pueblecito que me gustó mucho y donde decidí quedarme unos días junto con algunos de los compañeros de viaje. Kirguistán iba a ser país de paisajes, amigos y Mundial. Había compartido furgoneta con Sue y Janet de Nueva Zelanda, Joseph de Malasia, Malween de Francia y Rebecca también de Nueva Zelanda, todos estupendos. Con Malween hice una amistad muy especial porque tenemos un sentido del humor parecido y nos encanta la montaña. A los dos días planeamos una escapada a las montañas con el objetivo de encontrar a algún pastor que nos alojara en su yurta para pasar la noche. Después de mucho caminar y algún que otro despiste, nos encontramos a esta adorable pareja.
Su actividad principal obviamente es la ganadera. Están constantemente ordeñando sus yeguas para poder fabricar Kumis (o Kymyz), una bebida a base de leche fermentada de caballo que, bueno, tiene un sabor peculiar que no acaba de convencer a los extranjeros…
Después de algunas excursiones más en el pueblecito de Kochkor, llegamos a Bishkek, la capital. Allí permanecí tres días hasta que abrió la embajada de Uzbekistán donde solicité mi visado para ese país. Mientras se tramitaba me marché cinco días a Almaty, una de las dos principales ciudades de Kazajistán, país para el que no necesitaba ningún visado. Almaty es una ciudad rica, con numerosos cafés y restaurantes. No me gustó mucho y encima eliminaron a España del Mundial por penalties, pero bueno, estuvo bien visitarla. Mi lugar favorito fue este memorial de la Segunda Guerra Mundial, que para los rusos empezó un poco más tarde.
Vuelta a Bishkek, recogida del visado y viaje a Karakol. Allí volví a encontrarme con Malween y pasamos cuatro días estupendos en las montañas con una pareja maravillosa de amigos belgas, Marie y Roman. Como recompensa a esos cuatro duros días de montaña, en la yurta donde nos alojamos el último día nos tenían preparada una tele para poder ver la semifinal entre Bélgica y Francia. Malween se quedó más contento…
Los días siguientes los planifiqué de manera que me fuera acercando a la frontera con Tajikistán. Atravesé todo el país de este a oeste hasta llegar a Arslanbob, donde después de unos últimos paseos montañeros me despedí de mi querido Malween y me dirigí a Osh. Allí contraté un transporte en un 4×4 para recorrer la Pamir Highway en Tajikistán, la única manera posible. Compartí coche con Anne y Andreu, de Alemania y Barcelona. Fueron seis días estupendos entre preciosas y altísimas montañas y ríos rabiosos de agua. La frontera con Afganistán estaba al otro lado del río que seguimos durante más de 300 kilómetros, así que las excursiones que hicimos durante los seis días nos permitieron ver las cumbres de Afganistán y las de su vecino Pakistán.
Una vez en Dushanbe, la capital de Tajikistán, fue relativamente fácil contratar otro transporte hasta la frontera con Uzbekistán en Penjikent, recientemente abierta a los extranjeros. Al cruzar la frontera hay un montón de taxis que te llevan hasta la legendaria Samarcanda, a tan sólo 35 km. Pasé cinco días allí antes de comenzar a recorrer todo el país en diagonal. La ciudad me gustó aunque menos de lo que esperaba. Lo mismo me pasó en las ciudades que visitaría después, Bukhara, Khiva y Nukus. El recuerdo de Irán estuvo presente todo el tiempo en Uzbekistán, no pudiendo evitar la comparación entre ambos países, en la que Irán siempre salía muy favorecido. Pero hice unos paseos nocturnos estupendos, cuando el calor aflojaba y las vistas no desmerecían.
Pero mi cabeza estaba ya en otro sitio. Como el visado para Turkmenistán era problemático de conseguir y ya había visitado Irán en la primavera de 2013, decidí cambiar mi ruta inicial y continuar mi viaje cruzando el mar Caspio desde la ciudad kazaja de Aktau a la azerí de Bakú. En Samarcanda me volví a encontrar con Sue y Janet que también estaban interesadas en esta travesía, así que decidimos hacer juntos las 28 horas de tren entre Nukus y Aktau. Este viaje fue una de las mejores experiencias hasta ahora. Me encantan los trenes, y tomarme unos fideos instantáneos a las dos de la madrugada en un vagón de tercera clase mientras todo el mundo duerme y la brisita de la ventanilla abierta te alivia el calor del día, es algo que nunca se olvida.
Una vez en Aktau comenzó otra aventura, que fue encontrar un barco y comprar billete para el mismo, pero eso os lo contaré en el siguiente post. Ahora mismo os escribo desde Bakú (Azerbaiyán) y esta noche salgo en tren nocturno con dirección a Tibilisi, capital de Georgia. Voy a pasar las siguientes semanas entre Georgia y Armenia antes de dirigirme a Estambul. Tengo muchas ganas de visitar estos dos países. Para Armenia tengo que desviarme de la ruta porque sus fronteras con Azerbaiyán y Turquía están cerradas pero es un país que no me quiero perder. Os dejo un mapita de mi ruta pasada y la que está por venir. Hasta pronto 🙂
Impresionante documento George…!!! Aprovecha hasta el final, que luego lo echarás de menos… Abrazos…!!!
Un poquito con la reserva ya, pero todavía motivado. Abrazos Chema 🙂
Madre mía, Jorge!!! Iba a mandar hoy mi crónica de Rusia, pero cuando leo estos viajes tuyos me siento tan irrelevante… Es increíble todo lo que estás haciendo. Tienes toda mi admiración y sana envidia. Un abrazo enorme, Feliz vuelta a casa Muak Txaro
Txaro Mardaratz Nájera +34 656 731 795 skype: *m**a**ctxaro* info@inuaorganiza.com http://www.inuaorganiza.com
De irrelevante nada que la admiración es mutua, diferentes estilos y destinos, nada más. Además tu responsabilidad es mucho mayor a la mía. Yo también te envío otro abrazo enorme y pronto te lo doy en persona 😉