Es sorprendente lo deprisa que pasa el tiempo. Parece que fue ayer cuando dejé Vrindavan y ya solo quedan unos días para mi regreso. Como voy retrasado trataré de contaros en dos días cómo he llegado hasta el sur del país, pero antes quiero subsanar un error. Tan cegado estaba por los niños del colegio y en contaros todo lo que hacía que se me olvidó adjuntaros un link de la fundación Food for Life Vrindavan que trabaja día a día con ellos en la India. Y otro de la Fundación Dharma, que trabaja con ellos desde España. Organizan dos viajes al año a Vrindavan y alrededores, así que si alguno se quiere animar a visitar la India o simplemente a colaborar con ellos ya sabéis…
Por lo que a mí respecta en el colegio terminó una etapa del viaje. Me dirigí a Delhi el primer día de Diciembre. Llegué cansado pero contento. Reservé hotel en uno de los peores y más baratos barrios de la ciudad, Paharganj, que viene a tener un aspecto así…
…pero la pela es la pela y quedaba mucho viaje por delante. Esa misma tarde quedé con Edith, una buena amiga mía profesora de español en el Instituto Cervantes de Delhi que conocí en el curso de International House y que me dio muy buenos consejos sobre la ciudad, amén de llevarme a un fabuloso restaurante musulmán donde probé una pata de cordero picante que me transportó cerquísima de Alá. Eso sí, la cerveza tendría que esperar al día siguiente. Después de tantos días sin probar mi zumito de felicidad, imaginaos la emoción que me dio entrar en un restaurante y, casualidades de la vida, descubrir que era happy hour y que por el precio de una, te daban dos. Aquí una foto de las dos…
Me sacaron ambas a la vez y todo, qué cara me verían al pedirlas… Una hora y cuarto después salgo del restaurante dibujando creativas eses y me voy a visitar una ciudad que cobraba encanto por momentos. Después a descansar, ya que esa madrugada llegaba la Srta. Ana López, monísima ella, que me acompañaría durante el segundo tercio de mi viaje. Os dejo una foto de ella…
Al día siguiente a ver el Taj Mahal de Agra otra vez, pero distinto, ya que esta vez fui en tren. Este medio de transporte es muy querido por los indios y barato. Los vagones suelen ser de cuatro clases AC1, AC2, AC3 y Sleeper. AC quiere decir aire acondicionado y el número la clase, primera, segunda o tercera. Ni qué decir tiene, que vuestra rata favorita reservó en Sleeper, así que por unos dos euros al cambio se puede hacer un viaje de unas tres horas y media, o Delhi-Agra, en un vagón como este
Las estaciones de tren de la India son un espectáculo, un hervidero de gente y caos, pero el servicio funciona relativamente bien. Si reservas con antelación incluso puedes encontrar tu nombre junto a tu número de asiento en unos listados que van pegados en la puerta del vagón. La verdad es que esto se agradece mucho cuando tienes dudas. Mirad qué cara de cansancio y felicidad pongo cuando veo mi nombre en la puerta…
Y digo felicidad porque llegar a tu vagón en estaciones como esta te provoca eso, felicidad…
Y también lo digo porque me encanta viajar en tren, porque en España se ha convertido en un privilegio carísimo y un tanto aséptico, porque no se puede bajar la ventanilla y sentir el aire mientras escuchas el traqueteo de las vías y la sirena en los pasos a nivel. En estos vagones me he sentido muy feliz y será uno de los mejores recuerdos del viaje. Por si os animáis a venir un día o simplemente queréis ver precios (para pasar rupias a euros quitáis un cero y dividís entre seis, 300 rupias, 5 euros), os dejo dos links, uno a la web oficial de los ferrocarriles indios (un tanto complicada y engorrosa) y otra de Cleartrip, más amable y especializada en viajes por la India. Eso sí, reservad por lo menos con una semana de tiempo que los trenes se llenan en seguida. Haced la prueba y mirad cómo se pone en rojo indicando vuestro número en la lista de espera…
Del Taj Mahal no os digo nada que ya os hice un vídeo. Solo comentaros que esta vez hicimos un largo viaje para cruzar al otro lado del sagrado río Yamuna, alejarnos de las multitudes y tener una vista como esta…
Mañana mismo publicaré otra entrada y me pongo al día. El Ganges y los Beatles esperan…
Me encanta ese mogollón de gente y desorden, y el tren es total, jejejeje, debe de ser comodo viajar medio tumbado o rodeado de tanta gente jejejejeje.
Los primeros días hace gracia pero luego ya no tanta…