Mi hermano Guillermo y el regalo de cumpleaños inverso

Escribo estas líneas desde el hotel Auditorium de Madrid. Ahora mismo debería estar volando de Dubai a Hong Kong pero alguien ha decidido hacerme un regalo de cumpleaños muy especial. No, no es mi cumpleaños pero… a ver, empecemos por el principio, por el muy al principio…

Soy el pequeñísimo de seis hermanos. Primero nacieron ellas, las tres, seguiditas. Después ellos, los dos, seguiditos también. Todos pensaban que Guillermo sería el pequeño, pero hete aquí que, diez años después de su nacimiento, mamá y sus 47 años dieron a luz al milagroso error que os escribe. Como mamá se puso muy enferma después del parto, fui arrojado a mis hermanas que se encargaron de mi manutención. Se levantaban por la noche a darme el biberón a mí y a un cachorrito que tenían (nunca me han aclarado si el biberón era el mismo para los dos). Y ahí comenzó mi adicción a las caricias y mimos femeninos combinados con lactancia y mi rivalidad para con los canes. Pero de eso os hablaré otro día…

El hecho es que los dos hermanos pequeños establecieron una gran relación pese a los diez años de edad que les separaban. Os presento a Guillermo y a aquel Jorge…

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Era una persona muy divertida y cariñosa, inteligente y mal estudiante. Se le daba de maravilla el inglés, lo cual en aquellos años 70 era algo muy especial, así que papá lo envió un par de meses a la casa de unos amigos suyos de Minnesota, en Estados Unidos. Bueno, no sé si fueron dos meses pero a mí aquel viaje se me hizo eterno. Por aquel entonces yo era un as de las canicas, así que le pedí que me trajera “tres o cuatro raras para fardar en el cole”. Al feliz regreso me llenó de chicles, banderines de equipos de la NFL y demás merchandising. Al preguntar por mis canicas me dijo que me tumbara en la cama y cerrara los ojos. Segundos después me estaba granizando tres bolsas de kilo encima entre risas y gritos. Años más tarde todavía aparecía alguna por algún rincón de la habitación 🙂

Mi hermano pequeño mayor no paraba de hacerme regalos. Mis favoritos eran aquellos en forma de consejos: “Jorge tienes que andar siempre con las manos en los bolsillos y poner cara de duro” y me llamaba la atención cuando iba con él a los recreativos a jugar a la máquina del avión si no lo hacía. No se me debía de dar bien porque todo el mundo me sonreía en vez de intimidarse, pero nunca dejé de practicar. Yo creo que el atrezzo de peluca y cigarro de chocolate no me ayudaba pero me consuelo pensando que el maestro Calamaro se inspiró en mi look para triunfar años después…

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“Jorge estudia mucho y saca buenas notas pero las mejores tienen que ser en inglés, así podrás entender las canciones de los Beatles” que fue otro de los regalazos que me hizo. Pero con eso podría extenderme párrafos y párrafos, así que también va otro día…

También tuvimos nuestras pequeñas discusiones. Mamá siempre le pagaba el cine si me llevaba con él. Consciente de su poder, el pequeño tirano cinéfilo siempre elegía la película, así que Guillermo se tuvo que tragar tres veces Superman. Yo pensaba que lo que me enamoraba de esa película era aquél helicóptero atrapado al vuelo, pero años más tarde descubrí que realmente era Gene Hackman interpretando a Lex Luthor, un personaje vital en mi formación posterior. Pero como la vida es un conjunto de primeras veces, siempre asocio a mi hermano con la primera vez que entré a un cine y aquellas 20,000 leguas de viaje submarino, o cuando me engañaba diciendo que íbamos a ver una del espacio y después del inicial y eufórico logo de Universal Studios no salían más que tanques y aviones…

Un día tuvo un accidente de tráfico y se marchó con 22 años. Yo tardé unos cuantos más en descubrir que, sin querer, me había hecho otro regalo, porque su recuerdo me ayudó y me sigue ayudando a relativizar y, sobre todo, a disfrutar cada segundo de la vida. Y cuando ya pensaba que no me podía regalar más cosas, decido irme a vivir a Hong Kong y, como estoy enfermo de efemérides, elijo su cumpleaños el día 30 de Septiembre para emprender viaje…

Larga cola de facturación en el stand de Emirates. Preso todavía del sofoco de la despedida, me fijo en unos pequeños cartelitos rojos. En ellos se informa que el vuelo va muy lleno y se piden voluntarios para cambiar fechas. A cambio, vuelo gratis con el mismo número de millas. Me informo al facturar y me ofrecen cambiar el vuelo al día siguiente, con transporte, alojamiento y pensión completa, además del citado vuelo gratis para cuando yo desee. Eso sí, me dicen que no es seguro porque puede que a última hora haya plazas, y me piden volver una hora más tarde para confirmar. Así que me fui a pasear el carrito con mi bebé en forma de mochila convencido de que, el día de su cumpleaños, él me iba a hacer un regalo a mí en vez de yo a él. Regalo inverso. Así fue: una hora más tarde Marian y Paula me esperaban sonrientes tramitando todos mis cambios. Gracias a ellas desde aquí por su amabilidad, especialmente a Marian, por referirse a mí como “este chico” en vez de con envejecidos formalismos 🙂

Así que me dirigí al aparcamiento para el transporte de los hoteles y allí, apoyando cuerpo y pie derecho en la pared y con las manos en los bolsillos, sonreí, porque la cara de duro no se me da bien, porque los 70 quedaron atrás y porque me gusta imaginarme tu reprimenda. Imposible competir con tu mirada, y mira que lo intenté. Feliz cumpleaños hermanito, y gracias otra vez 😉

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9 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Ana dice:

    Precioso. K maravilla de sentimientos y recuerdos. Te mereces lo mejor y lo conseguiras

  2. Teresa Adiego dice:

    ¡¡¡¡¡¡Ay Jorge, esa ultima foto………..

  3. Conchita dice:

    Ufff Jorge…..imposible decirte lo que siento con todos recuerdos. Suerte amigo siempre te ira bien por el angel q te guarda. Besitosssss

  4. Mónica dice:

    Ayyyyy Jorgico! Si hay algo realmente valioso en mi vida, son mis dos hermanos. Así que leo este post transida de empatía.

    Besines

  5. Teresa dice:

    Jorge, me has emocionado evocando tus vivencias, son mucho mas que recuerdos. Te va a ir genial, el ángel que te guarda te acompaña y los que te queremos también
    Un abrazo

  6. eduardo ortiz dice:

    Jorge, cuando nos vimos el pasado martes ya me emocioné con tus palabras, hoy me vuelve a pasar leyendo este post. Si no recuerdo mal el biberón que dices compartir era con una cachorrilla llamada Pipa. Un fuerte abrazo y suerte.

  7. Nasko dice:

    Impresionante relato!!! Puedes estar tranquilo porque te va a ir muy bien, ya lo verás. Un abrazazo!;-)

  8. Conchita dice:

    Emotivo y genial tu regalo a nuestro hermano Guillermo.No por menos mencionado esta olvidado ,estará siempre con nosotros ,es insustituible.
    Te imaginas lo que hubieseis disfrutado ahora juntos?
    Mucho ánimo y un abrazo fuerte.

  9. Sergio Chavarria dice:

    Hola Jorge, un recuerdo muy bonito.
    Un abrazo y suerte en tu aventura.

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