El pasado mes de septiembre tuve la oportunidad de volver a mi cole de toda la vida. El máster de formación del profesorado, que actualmente estoy a punto de terminar, nos obliga a realizar un periodo de prácticas de 150 horas en un colegio, y qué mejor lugar que volver a casa para hacer las mías. Aquí pasé doce de los mejores años de mi vida y he podido recordar muy buenos momentos. Os cuento un poco cómo me fue…

El día empezaba prontito, a las ocho de la mañana comienzan las primeras clases, y el colegio me recibía así de bonito. A veces me lo quedaba mirando un rato antes de entrar…

Los primeros días los pasé principalmente con Josema, un profe todo terreno de Historia, Arte, Geografía y lo que le echen. Me trató de maravilla y me contaba aspectos de la profesión muy interesantes. Estupenda su visita guiada por el cole. Además enseguida me dejó su horario de clases para que pudiera acudir a las que quisiera y así organizarme. Hasta me traía una silla para que pudiera sentarme al final del aula cuando no tenía sitio (silla que luego paseaba yo de aula en aula como un escarabajo su pelota). Desde aquí darle las gracias por esos primeros días tan importantes para cualquier cosa que se empieza. Os lo presento…

Pero esto fue solo el principio. Como licenciado en Empresariales, actual ADE, se suponía que yo debía centrarme exclusivamente en las asignaturas de Economía y Economía de la empresa. Sin embargo Eduardo, el director del centro, me dio total libertad para culebrear por las clases como quisiera siempre con el consentimiento del profesor en cuestión, como es lógico. Nunca me cansaré de agradecerle tanto a él como al resto de profesores todas las facilidades que me dieron. He podido ver en acción a profesores de Inglés, Matemáticas, Historia de España, Historia del mundo contemporáneo, Francés, Economía, Economía de la empresa, TIC y Geografía, y de todos he aprendido algo.

Sin embargo, si tengo que destacar a alguien por encima de todos, esa es Chayo. Ella es la profesora de Economía y Economía de la empresa y con la que más tiempo he pasado en esta  aventura. Muy al comienzo se encargó de mí y trató de transmitirme todo aquello que ella consideraba que podía serme útil. Ella es una profesora de las que a mí me gustan: prepara sus clases a conciencia, es muy exigente, se mueve entre los alumnos, sabe cuándo ponerse seria y cuándo contar un chiste y quiere mucho, mucho, mucho a “sus niños”. Todos los días, a primerísima hora, me mandaba un mail para darme ánimos y comentarme cómo iba a ser el día. Para que os hagáis una idea de su dedicación os contaré que, durante el curso pasado, había tres alumnos en mi misma situación, y como se preocupaba tanto por ellos y la seguían a todas partes, les llamaban los polluelos. Orgulloso y agradecido afirmo que heredé este mote, y que este polluelo que escribe nunca se cansará de agradecer la paciencia y dedicación de esta Profesora conmigo. Y encima guapa, mirad…

Y como no puede ser de otra forma, tengo que acabar este post con los verdaderos protagonistas de todo esto. En unos tiempos tan difíciles como los que nos está tocando vivir, estar con estos chicos durante un mes y medio me ha subido mucho la moral. Esta generación puede que lo vaya a tener difícil, pero desde luego van a estar bien preparados. En general, y pese al poquito tiempo que he podido pasar con ellos, he visto que son fundamentalmente buenos y saben apreciar el  esfuerzo que se les dedica. Como todo el mundo, tienen días mejores y peores, llevan muy mal el aburrimiento y son muy, muy cariñosos. Me encantaba charlar con ellos entre clases y ayudarles en aquello en lo que podía, aunque creo que son ellos los que más me han ayudado a mí…

Uno de los días en los que más disfruté fue aquel en el que fuimos todas las clases de Bachillerato a un ciclo de conferencias en el Auditorio de Zaragoza. A algún gamberrillo, del que obviaremos el nombre, se le ocurrió arrancar el cartel de un supermercado y alegrar un tanto el día a sus compañeros de fechoría. Después de la consiguiente regañina por parte de uno de los profes, pude hacerme con el cartel en cuestión y Josema me sacó una de mis fotos favoritas de los últimos meses, foto que además me define un poquito…;)

Mi último día en el colegio utilicé ese cartel para que pudieran escribir sobre él una película, canción, libro o lo que fuera que les gustara y así poder acordarme de ellos. Desde entonces siempre que levanto la vista del ordenador veo esto…

Así que a veces busco alguna de sus canciones, libros, frases o películas y me acuerdo de todos ellos. Mirad qué guap@s y qué maj@s son…

La última foto, con cartelico y todo, me gusta especialmente. Además está hecha con los primeros alumnos que conocí…:)

Prometo volver a hacerles visitas porque voy a estar muy pendiente de la selectividad este año, aunque sé que, por cómo trabajan y por los profesores que tienen, no van a tener ningún problema y van a sacar unas notas estupendas, los de 2º este año y los de 1º el que viene.

Y porque les echo mucho de menos…

¡¡¡Mil gracias Corazonistas!!!