(Nota previa: por motivos de conexión no pude enviar este post desde Yazd tal y como hubiera deseado. Acabo de llegar a Kashan de pasar tres días perdido en un oasis del desierto de Kavir donde no he tenido cobertura de móvil y mucho menos conexión a internet. Os quiero agradecer a todos desde aquí todas las muestras de preocupación y cariño que he recibido a través de Facebook y mails personales. Estoy bien y encarando ya la última parte de esta experiencia. Muy pronto publico de nuevo el post del desierto. Mil gracias otra vez)
De los dos siguientes días en Shiraz tan sólo merece la pena destacarse la visita a Persépolis, antigua capital del imperio persa. Si has leído algo del tema y le echas un poco de imaginación, la verdad es que disfrutas de la visita. En caso contrario, es posible que entre el calor y el gran número de grupos de turistas, pueda decepcionar un tanto. Hay numerosas webs que hablan de Persépolis, incluso alguna que la reconstruye en 3D, así que no me voy a extender sobre la misma. Tan sólo os dejo unas fotos que me gustan…
Esta última tiene una interpretación: el toro representaría un invierno duro pero necesario, que regala lluvia y nieve a la tierra pero que se ve desplazado con la llegada de la primavera y el sol, representado por el león, que con sus mordiscos vence al toro y provoca la confirmación de la primavera… Si no os convence esta interpretación podéis buscarle otra. A mí me sugiere una muy distinta pero no es objeto de este post…;)
La visita me llevó una mañana larga entera. Llegué al hotel a las tres, comí y me eché una gran siesta. La verdad es que la necesitaba. Después me dediqué a cosas mundanas, a saber, contar dinero, actualizar presupuesto, reprogramar ruta, lectura de guía, colada y tendido de prendas pequeñas, búsqueda de hoteles, etc…
A la mañana siguiente me levanté inspirado y, después de desayunar, me puse a escribir. Después me fui volando a buscar un cibercafé que me permitiera conectar mi ordenador directamente a la red para poder aplicar el antifiltro y poder publicar un post y programar otro. Con la cantidad de fotos que colgué y lo lento que iba, tuve que volver por la tarde, y a eso de las siete acababa. Cansado pero contento me fui a dar un último paseo por Shiraz.
Al día siguiente cogí un autobús a Yazd, una ciudad oasis hecha de barro y adobe, que maravilló a Marco Polo y que también lo ha hecho conmigo. Después de 7 horas de bus llego a esta bonita ciudad y chispeaba. Como había tenido internet el día anterior pude reservar hotel y me dirigí rápidamente al mismo acompañado de Jay, un tailandés muy simpático que había conocido en el bus. Dejamos las mochilas y a visitar la ciudad…
La ciudad es muy bonita pero al estar construida con un material tan frágil es muy sensible a, ejem, los frecuentes terremotos que se producen en la zona…
La noche se nos echó encima y pronto volvimos al hotel a cenar. A Jay no le gustó ni el hotel ni su habitación y decidió marcharse al día siguiente. Yo disfruté el día muchísimo. Primero me fui a ver uno de los jardines patrimonio de la humanidad según la Unesco y con la torre de aire más grande de Irán…
Este tipo de torres domina el mini skyline de la ciudad y me fascinan. Sirven para captar cualquier mínima brisa por pequeña que ésta sea y enviarla a las habitaciones inferiores, pero sólo lo hacen si el aire es suficientemente frío, si no, lo expulsan al exterior mediante un sistema de rendijas y de peso del aire. Pueden hacerlo con brisas que vengan en varias direcciones, entre una y ocho, y es más cara cuanto mayor sea el número de brisas que capten, claro. Probé a situarme en el inferior de ésta y pude comprobar cómo del quesito superior número cinco salía una brisilla muy agradable. El ser humano es estupendo cuando se pone a discurrir…
Debajo de la torre hay unas vidrieras muy bonitas que se ven así por fuera…
…y así por dentro…
Agradecido y melancólico pensé en todas esas personas que he encontrado en mi vida que llaman más la atención por dentro que por fuera…
Estaba muy contento porque antes de esta visita ya había comprado el billete de bus hacia Khoor, así que cuando salí de estos maravillosos jardines me fui a ver la ciudad. Cosas curiosas: como esta es una sociedad con los roles sexuales muy marcados, muchas de las puertas de las casas tienen dos llamadores que emiten distintos sonidos. Las mujeres llaman con el redondito y los hombres con el recto. Dentro de la casa, identifican con este sonido si el que llama es hombre o mujer y sale a abrir la puerta la persona adecuada…
Aunque otras también tienen portero automático…
Vagué perdido por esta ciudad de barro durante un buen rato con la misma sensación que tenía Valle Inclán de Toledo, que si llueve se disuelve, hasta que llegué a una mezquita preciosa. Me descalcé y entré, y como no había mucha gente, pude sacar alguna foto que ilustrara un tanto lo contado en el post de la mezquita de Shiraz…
La gente de Yazd es la más simpática que he encontrado hasta ahora en Irán, y mira que son simpáticos en general. A la salida me encontré un niño muy rico llamado Hafez, como el poeta más querido en el país, y la madre no sólo me dejó sacarle fotos sino que me hizo alguna con él…
El muchachín observaba sorprendido mis ojos, los tocaba y miraba a su madre. La nariz no le llamó tanto la atención…;)
Insisto, la gente de Yazd es muy simpática y no les importaba salir en mis fotos. Este chico afgano fue especialmente afable y estuve charlando un rato con él. Me recordó mucho a Prince y me marché tarareando algunos hits del pequeño genio de Minneapolis.
Antes de ser invadida por los árabes, que implantaron el islam en el país, los persas tenían como principal religión el zoroastrismo. Yazd posee una amplia comunidad de practicantes de esta religión. Creen que todo está compuesto de cuatro elementos puros: agua, tierra, aire y fuego. La naturaleza es sagrada y no se puede contaminar. Tanto es así que no incineraban a sus muertos para no viciar el aire. Tampoco los enterraban por el mismo motivo con la tierra. Los llevaban a las Torres del Silencio…
Allí, un cortejo de familiares llevaba a sus muertos hasta una puerta, donde los encargados de la torre se hacían cargo de ellos y los depositaban en un círculo donde unos pajaritos, de largo cuello y blanco collar, daban buena cuenta de ellos. Así se cerraba el círculo de la vida y los cuerpos de los seres humanos, alimentando a unos seres vivos como ellos mismos habían hecho con otros en vida, no contaminaban ningún elemento sagrado. No sé, me cuesta imaginar a los familiares bajando la cuesta diciendo esas cosas tan estandarizadamente insustanciales que se dicen en esos casos tales como «no somos nada», «es ley de vida», etc, etc, mientras a sus espaldas escuchaban eufóricos trinos celebrando el banquete…
Esta práctica se llevó a cabo hasta el año 1960. El cementerio actual se encuentra al lado de estas torres y las tumbas están prefabricadas en hormigón para que los cuerpos al descomponerse no contaminen la tierra…
En una hora salgo para Khoor donde no tendré internet durante los próximos tres días. Está en pleno desierto y tengo muchas ganas. Adiós a Yazd. Me ha gustado mucho. Callejuelas de adobe y luz por todos lados. Casi se podría decir que en algunos callejones me parecía que había llegado al paraíso. Allí me recibía Paul McCartney que me decía algo así como “bienvenido Jorge, aquí no son vírgenes pero tenemos una cerveza divina”. Casi mejor…
¡Maravillosa Yazd! «Perdono» los seismos que provocas por el regalo de este relato tan intenso y de tan conmovedoras fotografías. Se me cuide!! XXXX
Me encanta…… he vuelto a disfrutar a tope con tus nuevos relatos, como de costumbre siempre me sorprendes; he hablado con tu hmna y me ha dicho que todo bien. Disfruta que ya no te queda nada. besitos
! Qué Pasada ¡ Disfruto mucho con tus comentarios, espero verte pronto, un abrazo.
Ya te he leido esta mañana,ya……
Besos Jorge y nos vemos pronto.
Jodo Jorge, que momentos estás viviendo!!!. Exprime lo que te queda al máximo. Espero que el próximo terremoto ya te pille de vuelta en Zgz.
Un viaje emocionante y un viajero de los de antes