Cantaba Whitney Houston aquello de que “creo que los niños son nuestro futuro”. Supongo que se refería al futuro más lejano, porque futuro somos todos, pero ya sabéis a lo que me refiero. En este viaje he visto bastantes niños. Parece ser que el régimen está especialmente interesado en mostrar al mundo las habilidades de sus pequeños súbditos. Las visitas a las escuelas y centros de entrenamiento de artistas (ya aclararé este término) han sido varias. Y a uno se le acumulan y enfrentan las reflexiones cuando los ve. Seguiré un orden cronológico en la vida de un ser humano…
¿Qué clase de país convierte la visita a un hospital en una atracción turística? Me sorprendió mucho comprobar que en el programa de uno de los días del viaje teníamos prevista la visita a un centro de maternidad. En realidad era un enorme hospital con especial atención, eso sí, a todo lo relacionado con los pequeños. Fue una visita grotesca. Al llegar nos dieron unas batas blancas y unas calzas para cubrir nuestros zapatos. Y todos en grupo seguimos a los tres guías del estado junto con uno o dos médicos, dependiendo de la planta visitada. Algo más o menos así…
Las salas con ese cartel rojo encima de la puerta eran las que habían sido visitadas en un momento dado por alguno de los líderes, y nosotros seguimos sus sagrados pasos. Me repugnó comprobar la absoluta falta de intimidad para con los pacientes. Quizá no fuese tan evidente cuando visitas las salas de niños prematuros (jamás había visto una criatura tan pequeña luchar cada respiración), pero en las demás… ¿Os imagináis que estáis en la camilla del dentista o haciéndoos una ecografía para ver a vuestro bebé mientras un grupo de turistas extranjeros con bata blanca os saca fotos? Lo dicho: grotesco. Me puse de muy mal humor. Estuve por preguntar a alguno de los guías si la gente en Corea (del Norte), considera que sus cuerpos son públicos y que por tanto, la intimidad está mal vista en un país así, pero algo me dijo que me mordiera la lengua. Pero sigamos en orden con la línea de la vida…
Una vez que un niño nace y se desarrolla, es normal que pase a la escuela infantil y después a la primaria, ¿verdad? También tuvimos la oportunidad de visitar más de una. Al principio te hace gracia. A simple vista los niños son igual de graciosos en todos los sitios, con sus risas, sus juegos, sus canciones…
Pero cuando te dejan pasear por el centro puedes ver cosas terroríficas. Y esta que os enseño ahora fue una de ellas. Esperé a estar solo para poder grabar este vídeo que creo no necesita ninguna explicación…
La inscripción dice algo así como “es un juego de niños divertido derrotar al ejército de los Estados Unidos”. Y por las paredes cuelgan murales tan edificantes como estos…
Acercaos un poco más…
Esto es lo que ven los niños cantores de antes cada día al pasar por los pasillos de su escuela. A mí no me cuesta mucho imaginar a algún profesor amenazando a un niño rebelde con eso de “pórtate bien o te llevo a los japoneses”, pero quizá yo tenga una imaginación excesiva. Sales de allí con una mezcla de miedo, pena y asco. En el hall de entrada te despides de los amados…
…y le dices adiós al recreo de los niños
Como me estoy poniendo de mal humor recordando aquellos momentos, voy a usar la misma técnica del régimen para aflojaros la lagrimilla y poneros una sonrisa en la cara. Conmigo funcionó… En algunas escuelas (por las ropas de los niños se diría que en las más pudientes, probablemente para los hijos de los más leales al sistema) los niños están especialmente contentos, y cuando vienen los turistas, hacen actuaciones para mostrar sus habilidades. Reconozco que no puedo dejar de sonreír al ver a estas niñas cantar. Incluso me he sorprendido algún día que otro tarareando esta canción…
Claro que mientras sonríes no puedes evitar pensar qué hace el tipo ese de negro que trabaja en la escuela fotografiando las sonrientes caras de los turistas ante tanta belleza. Y si bien mi reacción fue risueña ante el coro, porque supongo que cantar es divertido y no debe de suponer mucho esfuerzo para un niño hacerlo, no fue tan feliz ante la siguiente. Fijaos en esta niña tan pequeña tocando el piano. Taburete especial para llegar al teclado. ¿Cuántas horas de estudio (¿entrenamiento?) se necesitan para hacer algo así? Ninguna partitura, todo memorizado. Ejecución perfecta. Quizá es un poco largo, pero he querido poner la actuación entera, porque quizá algo más corto pudiera parecer fácil…
Al final, cómo no, nos piden que los extranjeros, que son los que no llevan pin, posen con los pequeños artistas. Y yo no podía quitar el ojo de mis niñas del coro, y no sabía lo que sentir…
Así que cuando te llevan al “Palacio de los niños” para observar los ensayos de los mejores, y ves las salas con los retratos de los líderes ahí arriba, te sientes mal…
Aprovecho para poneros una fotito detalle de cómo cuelgan estos retratos. Fijaos en el ángulo de inclinación de los cuadros. ¿Es para que los veas mejor o para que te vean mejor ellos a ti?…
Y seguiría con más y más actuaciones, pero he descubierto al cabo de los días que me da mucha pena verlas, así que lo vamos a dejar aquí.
El último día nos llevaron a ver la biblioteca más importante de Pyongyang. Era una visita que tenía muchas ganas de hacer pero para entonces ya me empezaba a encontrar enfermo, una mezcla de catarro con malas digestiones de la peor comida del mundo, todo ello agravado con una mezcla de tristeza y mala leche, así que hice la visita a medio gas. Ah, las bibliotecas, esa sensación tan maravillosa de estar leyendo, encontrar algo que te deleita y levantar la vista al horizonte para recrearte en lo leído…
…y encontrarte a esa pareja ahí arriba y que se te baje el deleite hasta los tobillos. En fin. Me arrastré hasta los ordenadores de búsqueda de ejemplares y jugué a buscar libros. En una biblioteca con miles de ejemplares, ¿estaría 1984 de George Orwell?…
Bueno, por lo menos…
Sigamos. En una biblioteca con miles de ejemplares, ¿cuántos libros de poesía habrá?…
Espero que en coreano tengan más…
Y así me entretuve un rato, comprobando que tenían el Quijote en inglés y que de Zaragoza tenían un libro de 1971 titulado “Producción comercial de patatas y su almacenamiento”. No está mal… 😉
Aquella noche de despedidas bajé a uno de los bares del hotel. Era el más pequeño y tenía una mesa de ping-pong. Echamos una partida de dos contra dos: un compañero del grupo neozelandés y yo, contra una de las camareras y otro compañero canadiense. Yo juego muy mal así que, cosa rara, empecé a hacer el tonto. Un deporte tan ridículo como el ping-pong te da mucho juego para hacer el tonto. Ella, de unos 25 años, ponía cara de sorpresa en cada ocurrencia y decía “ohhh”, con los ojos muy abiertos, sin sonreír, muy quieta y como si le recordase a alguien. “Ohhh”, seguía exclamando cada vez. Hasta que llegó un momento en el que el “ohhh” fue mucho más largo que los demás y, dando palmas, exclamó: “¡¡¡Ohhhhh, Chaplin, Chaplin!!!”… Yo me quedé pasmado de felicidad con una gran sonrisa de estupefacción en la cara. Cuando me recuperé, y mientras imitaba el andar del más grande de los genios que ha dado Inglaterra (y mira que ha dado) le pregunté: “¿Chaplin?”. Y ella, dando más palmas respondió: “¡¡¡Yesssss, Chaplin, Chaplin!!!”…
Así que Corea había esperado al último momento del último día para regalarme el piropo más grande que nadie me había hecho nunca. Y como la salud no daba para más, me despedí de mi felicísima rival y me fui a dormir. Y mientras caminaba en penumbras hacia la habitación pensé en “El Gran Dictador” y en cómo se burlaba Chaplin de los tiranos. Y también pensé en la primera escena de “City lights” y en cómo se burlaba Chaplin de las estatuas. Y me dormí soñando que un día volvería a un país sin estatuas ni tiranos, con niños artistas en vez de artesanos y, por qué no, jugando mejor al ping-pong…
El último párrafo me ha emocioado. Jorge sigue disfrutando!!!!!!
Gracias amigo mío, aunque ya no sé si la palabra es disfrutando o experimentando 😉
Un abrazo
Tiene razón la coreana, tienes mucho de Chaplin. Estamos disfrutando como enanos con todos tus relatos George, especialmente con los tres últimos posts por contarnos historias de un país tan remoto e inaccesible. Eres la sal y la pimienta del día a día. Sólo un pero…crees que tus amigos que te quieren y comparten contigo todas tus experiencias merecemos la terrorífica visión de esas chancletas rosas…???…jua, jua, jua… dan más miedo que la dinastía Kim. Un abrazo compañero!!!
Gracias Chemita 🙂
Y sí, estoy totalmente de acuerdo contigo. Las chancletas. Ya me preguntaba yo que a ver quién era el primero que me decía algo, jajaja. Resulta que había que descalzarse para entrar en la escuela, algo muy habitual en Asia. Y como siempre estoy deambulando por ahí y llego tarde, eran las únicas que quedaban. Eran esas o pasar frío en los pies, y no estaba yo para muchos trotes…;)
Un abrazo
Creo que estoy experimentando la misma mala leche que tu, aún sin verlo, vaya caritas, saben sonreír cuando no se lo mandan???, que penica de niños sin infancia, parecen máquinas…… Vaya fuerte los murales de las paredes…… Todo vale???… No entiendo nada……
Espero con impaciencia el siguiente post y tiene razón tu amigo, esas chanclas rosas son horribles, jajajjajajja, esto por poner un poco de humor a semejante atrocidad. Besitossss, ah por cierto tu Hmna y yo ya hemos vuelto de Londres
Ya he visto vuestras fotos 🙂 Y lo de las chanclas ya se lo he explicado a mi amigo en un comentario, jajaja. Qué malos sois ambos 😉
Besos
Impresionante…..me ha impresionado tanto que lagrimillas tengo y todo. Espero que estés mejor. Un abrazo enorme.
Ya estoy mucho mejor, camino a Hong Kong 😉
Besicos Vicky
Okay this YouTube video is much enhanced than last one, this one has pleasant picture feature as well as audio. ekddafdfedka