Midiendo sueños en México DF

Cinco días en la capital de un país no dan de sí para conocer el mismo y vienen justitos para conocer la capital misma. Sin embargo, yo quería pasar por aquí camino a Chile para saludar a una vieja amiga que conocí en Francia en el año 1998 durante mi Erasmus en aquel país. Una vez más, entre prisas y emociones, olvidé sacar una foto de Sofía. Supongo que también influyó que, las pocas que saqué, fueron con el móvil, porque el calor azteca me hacía más pesada la réflex. Por vuestra comprensión, gracias 😉

El vuelo de San Francisco a México transcurrió con el único incidente del comienzo del Mundial. Reconozco que me planteé pagar los 9 dólares que me cobraban por ver el partido inaugural en el avión, pero al final me entró el raciocinio y me sumergí en mis agradables lecturas. Los grititos de mis compañeros de viaje me hacían sonreír y me recordaban que las siguientes semanas de mi viaje iban a estar llenas de balón 🙂

Me costó encontrar un poco la casa de Sofía. Parece ser que no es una buena idea caminar de noche por esta ciudad con un par de mochilas a cuestas, pero a mí no me dio ninguna sensación de peligro hacerlo. Paseo corto y a la cama, que al día siguiente debutaba México… y España.

Me desperté tarde y no reuní la energía suficiente para ir a ver el partido de México, entre otras cosas porque iba a tener tiempo el último día de ver el Brasil-México. Ganaron los aztecas y en el paseo de la Reforma, al lado de la plaza del Ángel, se organizó una buena…

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Adoro los mundiales. Toda esa gente unida en una misma afición a lo largo y ancho de todo el planeta. Un aliciente más de este viaje en el que voy a compartir partidos con tantos amigos. Qué pena que a España no le haya ido bien. En fin, no se puede ganar siempre…

Como decía, cinco días tampoco dan para mucho. Las visitas al Templo Mayor y a su museo me gustaron bastante, especialmente esta última. Es un museo fantástico y muy bien diseñado. Y sus turistas son de bastante categoría…

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…y cuando te recreas con ese tipo de turistas, se te queda la cara más o menos así…

calavera museo gran templo

Bueno venga, os dejo una foto de cerca de esas calaveras que me gustaron bastante y un letrero explicativo acorde con el elemento en cuestión…

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La lectura de un cartel semejante te da un hambre espantoso, así que después del museo tuve la oportunidad de probar exquisiteces de la gastronomía azteca. Evidentemente no os voy a aburrir con los platos más conocidos de la misma y que estáis hartos de probar, pero sí que os voy a poner una foto de unas cositas curiosas que me llevé a la boca…

escamoles, gusanos y chapulines

De derecha a izquierda, gusanos, escamoles (huevos de hormiga) y chapulines (grillos, siendo el más famoso de los mismos el Chapulín colorado). Ninguna de estas carísimas viandas emocionaron mi paladar, aspecto que hizo feliz a Sofía que dio buena cuenta de todas ellas. Además se llevó a casa una cajita en forma de trofeo con los restos de las mismas. Y es que yo, soy más de los alimentos del pueblo a pie de calle, ya sabéis…

comida callejera méxico

Pero cambiemos de tema. Reflexionaba yo el otro día una vez más que lo mejor de viajar no son los lugares que visitas sino la gente que conoces, entre otros aspectos, por todo lo que te enseñan. Así que, a compartir…

En mi visita a México he descubierto una aplicación para teléfono que mide la calidad y la cantidad de tus sueños (de los sueños de dormir digo, no de los otros con curvas y a cámara lenta). Estos teléfonos que llaman “Smart” tienen un detector de movimiento y, parece ser, que cuanto menos te mueves, más profundo y mejor es tu sueño. Dejas el telefonito al lado de ti en la cama, le das un besito de buenas noches, y a dormir. Previamente le has puesto la alarma pero no a una hora fija, sino con un intervalo de media hora, para que él te despierte dentro de esa media hora cuando tu sueño es menos profundo. Llega el momento: te despiertas, apagas la alarma y observas la gráfica de tu sueño esa noche…

sleep cycle

Como podéis comprobar, me quedé dormido al instante a eso de las dos de la mañana, para ir poco a poco saliendo de un sueño profundo hasta despertarme a eso de las siete, leer vuestros mensajitos en el móvil, y volverme a quedar profundamente dormido hasta casi las diez. Dos ejemplos más para finalizar, uno con dos despertares en mitad de la noche a eso de las 5 y 7:30…

sleep cycle 2

…y otro de cómo pasa uno la noche cuando un mosquito hijo p se divierte a tu costa, pagando con su vida tal afrenta a eso de las 7:15…

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La aplicación en cuestión se llama Sleep Cycle, por si os interesa 😉

El último día de mi estancia conocí a Patricia, una muchacha simpáticamente mexicana que me alegró las últimas horas en el país. Es curioso cómo me está resultando imposible pasar dos días seguidos malos en este viaje. Cuando tengo un día regular, al día siguiente siempre me sucede algo que me reconcilia con la vida viajera. Fue un placer inmenso compartir con Patricia viajes, anécdotas, cultura mexicana, vodkas cítricos y aplicaciones para teléfonos (si venís al país, esta aplicación os avisa con 60 segundos de antelación la presencia de un terremoto). Una pena que nos conociéramos tan tarde, pena compensada con la alegría que nos dará volvernos a encontrar algún día, más pronto que tarde… 🙂

Me desperté muy tarde al día siguiente, me corté el pelo, y me fui a comer un buen filete a un restaurante para ver el partido con mi cerveza favorita (que, a veces, no sé si me la bebo yo a ella o se me bebe ella a mí…)

cerveza modelo mexico

Y justo cuando pitó el árbitro el final del Brasil 0 México 0, me marché corriendo al metro que, por 30 céntimos de euro, me llevaría al aeropuerto. Camino a la boca del mismo, todavía tuve tiempo de comprobar cómo varias partículas humanas embanderadas se iban concentrando alrededor de la plaza del Ángel, dando comienzo al tornado de alegría que iba a girar en todo el país durante las horas siguientes. Aceleré mi sonriente caminar para evitar posibles retrasos y aún tuve tiempo de sacar una foto de esta obra de arte al lado de las vías…

mural metro mexico

Me marché muy contento de México, sabiendo que tengo que volver y dedicarle el tiempo que un país así merece. La tromba de agua que cayó sobre la ciudad retrasó el vuelo y la alegría de encontrarme con Carmen, César y sus tres angelitos, amén del resto de mis amiguitos chilenos. El recibimiento que me dieron compensó todas las esperas y horas de vuelo. Y ya tengo ganas de contároslo 🙂

3 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Ya tengo ganas de que pongas algo de Chile

  2. Estás hecho un fenómeno.
    Eres un tío genial

    1. jorgeadiego dice:

      Gracias Joaquín 🙂
      Y ya tienes tu post de Chile. Por cierto, ya puedes estar bien orgulloso de la hija que tienes. Es un auténtico amor 🙂
      Un abrazo

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