Tengo la sensación de haber viajado en el tiempo. Físicamente, Nueva Zelanda será el lugar en el que más lejos estaré de casa, pero dudo que la sensación de lejanía que tengo ahora sea mayor de la que tendré cuando llegue ese momento. Mucha gente me pregunta extrañada el porqué de Etiopía. Espero poco a poco y con los post de los próximos días ir respondiendo a esta pregunta, pero como introducción deciros que es el único país de África que no fue colonizado por ninguna potencia extranjera, salvo unos brevísimos años de intento de ocupación por la Italia de Mussolini. También es el país más montañoso del continente. Y como no tiene muchos bichos que ver, la afluencia turística no es la de Kenia o Tanzania, así que la gente es bastante simpática. Pero no me adelanto…
El vuelo de El Cairo a Addis Abeba estaba repleto y, como me iba a pasar muchas veces en las próximas horas y me sigue pasando, comencé a sentirme el garbanzo blanco. Una hora de retraso y a las tres de la mañana despegue. Cuatro horas más tarde amanecía yo en la fila para conseguir un visado “on arrival”. Dos horas de fila después ya estaba de camino al hotel y, viendo el ritmo al que se movía todo, decidí dejar de contar horas…
El clima es muy agradable. Adís Abeba está a unos 2.400m de altitud (la cuarta capital más alta del mundo después de La Paz, Quito y Bogotá). Durante el día hay unos 20 grados que por la noche se convierten en tres o cuatro. Su emplazamiento fue elegido por una mujer, la reina Taitu, y no fue debido a razones políticas, económicas o estratégicas, sino a la bondad de su clima y a la belleza de sus paisajes. Espero firmemente que algún día ellas gobiernen el mundo… Como no podía ser de otra manera, me alojé en el Taitu hotel, el más antiguo de Etiopía y punto de encuentro de numerosos viajeros. Iban a tardar media hora en tener preparada la habitación, así que pese al cansancio aproveché para irme a dar el primer paseo. Y ya vi cosas como estas…
De vuelta al hotel conocí a Flopi y Lupe, dos chicas argentinas re lindas con nombres de dibujos animados. Van a estar cinco semanas en el sur del país en un voluntariado de las monjas de la madre Teresa de Calcuta ayudando con ancianos y niños y “con lo que haga falta”. Compartimos experiencias y sueños y me alegraron enormemente los dos días en los que compartimos hotel. Y porque me llamaban Jorgito y porque siempre es agradable que le despidan a uno con un “rezaremos por vos”. Os presento a mis heroínas…
La primera noche me costó dormir. Demasiado cansancio y emociones. Me puse a escuchar música hasta las dos, y cuando me levanté a lavarme los dientes y abrí la puerta del cuarto de baño las escuché. Estaban encima de mí, en el techo. No era un tip tip tip apenas perceptible. Eran unos tom, tom, tom de ratas gordas. Paré de cepillarme para escucharlas mejor. No hacía falta. Recuerdo mi cara en el espejo entre sorprendida y asqueada, así que decidí que al día siguiente buscaría otro hotel. Lo siento reina Taitu…
Me desperté con ansias exploradoras y ganas de recorrer a pie la ciudad. Vaya paliza que me pegué. Fueron 10 horas sin parar de andar, porque ya sabéis que cuando viajo sólo desayuno y ceno. Me recorrí toda la ciudad de arriba a abajo. Más tarde calculé que serían unos 17 km. Una de las mejores sensaciones cuando llegas a un país nuevo, y más si es como este, es cuando consigues tu sim card y ya tienes número de teléfono nativo, así que fue lo primero que hice. Feliz, me dirigí a la embajada de España. Después de inscribirme en la misma por si las moscas y de una atención bastante deficiente, emprendí mi periplo. Como la embajada está muy al norte caminé hacia el sur. Es gratificante ver que te vas orientando pese a que las calles tampoco están muy bien señalizadas. Mientras paseas por Adís Abeba puedes ver cabras por la calle…
…niños que salen de la escuela…
… gente que vive en las aceras…
…mercados y andamios de madera…
…gente, gente, gente……y mendigos, muchos mendigos. Me llamó la atención que se reúnen como en gremios. Los ciegos, los inválidos, los locos… Sí, hay ciegos, por supuesto sin gafas, que caminan con palos de madera por la calle. Otros fuman sentados mientras se envuelven en sus harapos para que no se les escape el humo mientras farfullan desde el interior. Y luego están los jovencitos que te piden por pedir y que te agarran de los brazos. Tuve que ponerme un tanto agresivo y pegar un par de empujones cuando tres chicos de unos 14 años se pusieron especialmente pesados. Luego me di cuenta de que eran casi de mi altura y que sus músculos serían la envidia de Cristiano Ronaldo y pensé que quizá no fue tan buena idea, pero dio resultado y me dejaron en paz…
Ya al final del día encontré un hotel estupendo en una zona de la ciudad que me gustó y, como sólo me costaba diez dólares más, reservé para las dos noches siguientes. En la idea se me unió Gabi, una chica catalana maravillosa que está haciendo un viaje en camión desde Egipto hasta Sudáfrica y que conoce muy bien el país. Me presentó a un par de amigos suyos etíopes y al día siguiente nos fuimos todos juntos a pasear. Os presento a Gabi e Hiruye…
Gracias a mis nuevos amigos pude probar una cosa que me despertaba mucha curiosidad. Los etíopes cultivan una planta llamada “khat”, que se pronuncia “chat”. Parece ser que tiene propiedades alucinógenas o relajantes y es bastante adictivo. Se reúnen en pequeños antros que, con un poco de imaginación, te recuerdan a los fumaderos de opio del sudéste asiático y, como pacíficas cabras, van a arrancando hojas una a una y se las comen. Algunos arrancan muchas más y el bolo que se les forma al masticar les asemeja más a vacas de mirada pacíficamente perdida que a cabras. El gobierno quiere prohibirlos, pero de momento ahí siguen. Como es aconsejable comer algo para que no se te suba mucho, primero nos fuimos a un lugar especializado en carnes. Gracias a mi juramento egipcio, no me intimidaron un ápice las condiciones de conservación de la materia prima…
…y disfruté del proceso de elaboración y de mi afición por las manos…
El resultado me fascinó pese a la cara de hastío de nuestro joven camarero, que no carnicero. Nos sirvieron el manjar junto a unos poderosos picantes de los que, naturalmente, di buena cuenta. La carne te la comes cruda. La coges con una mano y con la otra en el aire la cortas con esos cuchillos. No estaba especialmente tierna pero los picantes te alborotaban el espíritu y las papilas y comí bastante. El picante verde-mostaza era especialmente bueno…
Después nos fuimos a tomar el chat. El lugar me encantó. Miradas calmadamente sorprendidas al ver a unos extranjeros entrar. Luz tenue. Suelo lleno de ramas mutiladas de hojas. Y un stand donde te venden ramos del producto envuelto en plástico para mejor conservación del mismo. El sabor es horriblemente agrio, pero se suaviza mucho si te lo comes con unos deliciosos cacahuetes que te ofrecen en bolsitas de papel. ¿Los efectos?. Todos a mi alrededor parecían estar tremendamente relajados pero yo, pese a tomarme unas cuantas hojas, no sentí nada ajeno a la habitual fascinación que me provocan las nuevas experiencias. Mi afición a los idiomas fue muy bien recibida por la clientela habitual que me enseñó feliz y complacida expresiones tan útiles como “chica bonita”, “cariño mío” y “dame comida”. Después de un delicioso té para quitarnos el sabor de boca, Gabi y yo nos despedimos. Os enseño una foto sólo de mi rincón para que os hagáis una idea. No me pareció prudente ni educado hacerlo del resto…
La noche acabó muy bien. Como despedida, Gabi y yo nos fuimos a cenar a un restaurante italiano y nos dieron un vino sudafricano bastante aceptable. No sé si fue éste o las emociones del día, pero uno de los aspectos más duros de este viaje van a ser las despedidas. Decir adiós a personas como Gabi, Flopi o Lupe siempre te pone un nudito en la garganta, pero siempre consuela pensar que en algún momento nos vamos a volver a encontrar…
Ahora os escribo desde Bahir Dar, en el norte, pero el terrible viaje para llegar hasta aquí será otra historia. Solo me queda desearos una muy feliz Nochebuena y mejor Navidad. Aquí los cristianos que hay son ortodoxos o coptos y no la celebran hasta el 7 de enero, así que para ellos hoy es una noche normal, si es que aquí algo se puede considerar normal 🙂
Muy pronto…
Increíble todo lo que escribes 🙂
feliz navidad amigo.un beso fuerte de Piru,Marcelo y Diegol
Para hacerte colega de los simpáticos lugareños tú no les hables de fútbol, diles que te chupas veinte maratones al año y que tus ídolos son Abebe Bikila, Haile Gebreselasie y Kenenisa Bekele…con eso les llegarás a su corazoncito… Nos acordamos de tí en la cena de navidad. Un abrazo, feliz navidad y mis respetos a la Reina de Saba!!!
Feliz navidad desde tu antigua casa. Un abrazo
Disfruta estimado Jorge, cómo disfrutamos nosotros con todo lo que nos cuentas.
Feliz Navidad y Feliz Año 2014,Amigo!!!!!disfruta de tu aventura !!!!!
Un abrazo de Isabel y Borja!!!