Creo que ya os comenté que me gusta mucho coleccionar ríos y que para añadir uno a mi colección tengo que tocarlo o navegarlo (y si es ambos mejor). Tengo ríos muy bonitos. Recuerdo con cariño aquel carnaval en Nueva Orleans cuando añadí el Mississippi a mi colección. Qué decir del Nilo en este mismo viaje. ¿Y mi querido Cinqueta, afluente del Cinca, en pleno Pirineo aragonés, al ladito de Plan y cerquita de Bielsa? (dentro de unos días os voy a tener que hablar de él, pero todo a su tiempo). Sirva esta introducción fluvial para transmitiros la especial ilusión que me hacía navegar por el Mekong, mítica corriente que nace en el Tíbet y recorre seis países durante 4.350 km, adoptando un nombre distinto en cada uno de ellos. En Vietnam el río se parte en nueve brazos cuando va a desembocar, creando un enorme delta de cuatro cosechas de arroz al año, así que van a cosecha por declaración de IVA…
Contraté una excursión de un día en el hotel y me uní a una pareja de San Francisco. Largo viaje de dos horas en coche y a la barca. La lará lará…
Era domingo y el mercado no estaba muy animado, la verdad. Nuestro guía se empeñó en que probáramos una fruta que olía fatal muy apreciada en la zona. “No hay nada en el mundo que huela peor y sepa mejor”, repetía emocionado. A mí en seguida me vino a la mente Scarlett Johansson después de siete maratones, pero no quise entrar en polémicas. Lamentablemente solo le pude dar la razón en un 50%. Recuerdo sus carcajadas mientras le decía que estaba riquísima y arrojaba mi parte por la borda. Os dejo unas fotos del mercado y de la señora pelando la bomba fétida…
Dos euritos de fiasco, por cierto… El día era tremendamente caluroso y húmedo, pero la brisilla en la barca y las vistas compensaban todo. En las diferentes paradas tuve la ocasión de empezar a hacer cosas raras, como sostener un panel de abejas mientras probaba la estupenda miel directa de fábrica…
…tomar un chupito de cleopátrico licor…
…o añadir un video nuevo a la serie “Animales Incomprendidos” que hiciera compañía al de las hienas de Harar
Qué suave, qué gorda, qué fuerte y qué escalofrío cuando te saca la lengua tocándote el pelo o cuando se pone tensa y parece que se te va a caer. Uno siente un respeto tremendo ante un animal así. Cuando nuestros abuelos aprendieron a trepar a los árboles buscando refugio, era el único que podía darnos caza mientras dormíamos. Yo creo que por eso todo el mundo se gira cuando oye a alguien imitando su sonido para llamar la atención de una persona. Preciosa…
El día transcurrió entre calores, remansos venecianos en forma de cisne y el ingreso formal del Mekong en la colección “Ríos del Mundo”…
Como no podía ser de otra forma, la venganza bíblica hizo su aparición al día siguiente. El licor serpentil me sentó mal y decidí cambiar el billete de bus y la habitación en Dalat para permanecer un día más en Saigón y recuperarme. Nostálgicas horas extras de despedida y camino a Dalat el primero de abril por la mañana.
Los buses son estupendos. Hay unos que se llaman sleeping bus. Tienen un espacio suficiente para poder reclinarte entero si eres vietnamita y en un 75% si eres occidental y hacer un viaje bastante cómodo mientras recuerdas a los seres queridos a través de la lluvia.
Eso sí, las carreteras son bastante regulares, muy estrechas en algunos tramos. Esta es la foto de un camión pasando justo al lado mío…
Llegada a Dalat, 1.415 metros sobre el nivel del mar. Adorablemente fresquita por lo tanto, pero después de diez horas de bus solo tienes ganas de encontrar un restaurante tradicional y probar alguna delicia extraña antes de meterte a la cama. Lo conseguí. Ah, esos momentos, solo entre tanta gente, cenando novedades y tomando notas del día. De lo mejor de viajar…
He cambiado de táctica. Ahora, en vez de probar varios restaurantes, escojo uno que me gusta y voy siempre al mismo a probar todos los platos que puedo. Así me conocen al llegar, me tratan mejor que a los otros extranjeros y nos reímos juntos 🙂
Mi casa de huéspedes era famosilla por tener un tour “secreto” que hacía las delicias de los visitantes. El día cumplió mis expectativas. Para empezar yo tenía una motillo para mí solo, así que nos fuimos un grupo de seis personas a recorrer mercados y parajes cercanos. Entre ellas estaba Anne, una chica alemana fantástica que me sacó fotos tan bonitas como esta…
Y es que ya sabéis lo que me gustan los mercados y bromear con la gente. Os la presento porque voy a compartir unos días con ella
Y como Jorge es el único animal que tropieza dos veces en el mismo plato, esta vez no fue serpiente (eso iba a ser más tarde), fueron grillos…
No están mal. La textura es como la de la piel del pollo asado, claro que mucho más secos. Más tarde fuimos a un pequeñísmo poblado en el campo y visitamos una cabaña muy humilde. La dueña era una señora de unos 70 años con dientes alternos. Estaba acompañada por sus cinco envejecidas hijas de entre 45 y 55 años. Me ofreció amablemente casarme con una de ellas y un poco de rata con jenjibre y guarnición de arroz cocido guardado en vasija de barro. Elegí la rata. Sólo puedo hablar de la textura porque el jenjibre se apoderaba de todo el sabor. Es una carne un tanto desilachada, como si solo comieras fibras. El arroz tomado directamente a morro de la vasija fue algo bastante más desagradable. Al tragarlo entre la admiración de mis compis de excursión pensé que debía haberme casado con la hija de más dientes. En mi descargo decir que sólo comen rata de campo. Las de las ciudades no porque «comen cosas sucias», y yo volví a pensar que, aunque Scarlett Johansson se alimentara sólo de Donuts y CocaCola, podría resultar perfectamente comestible…
Al acabar el día nos fuimos todos a cenar a un restaurante un tanto apartado que eligió nuestro guía. Tengo que reprocharle seriamente que no nos dijera en serio lo que estábamos cenando hasta el final, cuando todos los platos estaban casi terminados, no porque no quisiera probar lo que comimos, sino porque no pude sacar fotos para enseñároslo. Así que tendré que hacer un resumen del menú:
Rana: No sólo las ancas, entera. Si tengo que definirla con un adjetivo este sería sin duda “huesuda”. Para encontrar algo de carne tienes que ser cirujano, y cuando crees que lo has hecho, siempre acabas crujiendo algún hueso. Difícil encontrarle el sabor. Calificación: Mal.
Serpiente: Como comerse un buñuelo frito. Esponjoso y crujiente al comienzo acabas masticando una especie de telilla al final. Calificación: Mal.
Gato: Muy parecido al conejo. Carne rosita con motitas negras del quemado de la brasa. Y como uno es de los que piensan que a la brasa hasta un piano de cola estaría rico, no estuvo mal. Calificación: Bien.
Perro: Muy, muy sabroso y salado. La carne estaba picada y enrollada en hojas de menta, todo frito. Invita a beber cerveza. Aquí el guía se percató de mi razonable satisfacción y me enseñó la foto de un perro desollado en el mercado. Lo consiguió. Se me revolvió el estómago. Calificación: Muy bien, después de la foto, muy muy mal.
Señalar que sólo se comen los llamados «grass dogs» o perros de hierba, que son perros que vagan por el campo. Los pastores alemanes o los «perros de nieve» no se comen porque esos «son perros bonitos» (Me cuesta entender algunas cosas. ¿Vosotros os comeríais antes a Mercedes Milá que a Scarlett Johansson harta de Donuts y CocaCola?)…
Os dejo una foto de la cena casi acabada y sus comensales. Se nos unió una pareja de chinos a última hora. Con el de enfrente mantuve una competición de tolerancia al picante, de ahí el color de nuestras caras. Ganó él…
Acabamos la noche en un karaoke, que aquí están por todos lados. Es curioso lo en serio que se toman los asiáticos sus actuaciones, con baladas que tratan de arrancar las lágrimas más conmovedoras en el público. Tanto edulcorante me volvió a revolver un estómago que venía ya tocadito de zoo y picante, así que salté al ruedo con una interpretación de “Like a virgin” de Madonna muy bien recibida por mis occidentales compañeros de grupo, no tanto por el público vietnamita. La próxima vez prometo no lanzar rosas de plástico a la audiencia amarilla… 😉
Voy a dejarlo aquí para volver pronto. Al día siguiente Anne y yo decidimos compartir viaje y gastos y alquilar un par de motoristas que nos llevaran hasta Nha Trang, y la experiencia merece un post aparte. Os lo cuento ya porque acabo de llegar a Hanoi y si no se me van a acumular muchas historias. Stay tuned…
Pegada estoy!!!! Con tal ansia viva que releo y releo tus posts!! Enganchas, capullin!!
¿Qué es eso de capullín? Aprende de María Gómez y no me quites años, anda ;);)
Y gracias, claro 🙂
Júrame que durante la cena que tendremos a tu vuelta no me hablarás de tus comidas. Abrazos.
Prometido Eduardo :):):)
«I feel powerful» .. Ok Ok señor, if I were you I’d feel TERRIFIED 😀 😀
Nada, nada, es un bichito adorable susurrando, nada más 😉
Ya no se sí el río Mekong está en Asia,sí Vietnam está en África y TU donde estas?Imposible asimilar todo y tantos .Cuídate mucho Un abrazo
A veces me despierto en mitad de la noche y me cuesta unos diez inquietantes segundos acordarme dónde estoy 😉
Para esta ocasión me inspiraré en uno de los grandes filósofos de nuestra era; BRUTALl!!!! Creo que va a ser mi post prefe, de momento.
Me ha encantado la manera tan pedagógica en que utilizas a Scarlett Johansson, ahí se ve el educador que llevas dentro. Consigues captar la atención de la gente, se quedan con el concepto y hace mucha gracia :-). Pero como yo soy de ponerle pegas a todo, tengo que decirte que has desaprovechado una oportunidad de oro de hacerte la escenita» Salma hasta el amanecer» 😉
Besicos Jorgico
Gracias Moni 🙂
Con respecto a lo de la escenita hacía demasiado calor como para improvisaciones, aunque tal vez hubiera podido cruzar los ojos hipnotizadamente 😉
Besicos
Ah! pasa del durian y prueba Jack fruit
Este sí que no lo pillo… 😅